EL AMOR ES PARA VALIENTES

Por: Alfonso Cabrera J.

William Shakespeare hace más de 400 años escribió su obra clásica “Romeo y Julieta”, una tragedia sobre la historia de dos jóvenes pertenecientes a familias enemigas, los Montesco y los Capuleto, los jóvenes deciden casarse clandestinamente; pero la presión social y las fatalidades llevan a la pareja a la desgracia, sin embargo, este hecho mortal ayuda a la reconciliación de las dos familias.

En Colombia, una tierra en donde la realidad supera a la fantasía, se celebró una boda de una pareja proveniente de dos sectores enemigos, con bombos y platillos contrajeron la unión por la iglesia y con más de cien invitados de bandos contrarios, de dos familias completamente opuestas en su condición social, económica, ideológica y política.

Jorge Ernesto Suárez, el hijo del Mono Jojoy, uno de los máximos comandantes de las Farc, y Catalina Suárez, una periodista uribista, se conocieron y se amaron, ella llegó a la boda de vestido blanco y él de frac. A la boda asistieron políticos de derecha y de izquierda, generales del Ejército, empresarios y excombatientes de las Farc. 

Esta historia de amor empezó en un bar de excombatientes en Bogotá, llamado Lubianka, nombre de la sede de la KGB, la temible policía soviética. La pedida de mano fue en Cartagena y tuvo la bendición de Álvaro Uribe, del Centro Democrático y de Pastor Alape, el ex comandante guerrillero.

Catalina Suárez, hija de una familia de empresarios, cuyos amigos y conocidos habían sido víctimas de secuestro y extorsión por las Farc, está convencida que la seguridad democrática de Uribe ayudó a la tranquilidad del país.

Víctor Julio Suárez, el Mono Jojoy, compartía clandestinamente en el Caguán con su hijo Jorge, en medio de la guerra y escondidos en subterráneos, finalmente el comandante guerrillero acabaría muerto bajo toneladas de explosivos el 22 de septiembre de 2010.

Años después, gracias al Acuerdo de Paz, estos dos jóvenes pudieron encontrarse y enamorarse, y mientras Jorge firmaba el Acuerdo de Paz, Catalina promovía el No al plebiscito.

Al bar Lubianka, de excombatientes de las Farc, invitaban a personas de ideología opuesta para conversar al calor de una cerveza artesanal. Después de la primera noche de cervezas y dialogo político, se dieron más encuentros, hasta que el amor hizo efecto, “un amor imposible”, según sus amigos, quienes les recomendaban que era mejor separarse antes de que sufrieran las esquirlas de la guerra. Contrario a la obra de Shakespeare, Catalina recibió el apoyo de sus padres y han aceptado al actual esposo.

Ahora que la noticia se conoce, se esperan los insultos por las redes sociales, seguramente perderán amigos, o tal vez no, porque los que no los entienden nunca fueron amigos.

Catalina aprendió a no juzgar a los demás, cree que su relación es sólida y que no le debe explicaciones a nadie, ella dice que el amor no se puede esconder, que el amor es de valientes. Asegura que está enamorada profundamente y quiere tener hijos en un hogar lleno de respeto y amor. Agrega que trabajaran juntos por sus sueños y por Colombia, por el respeto y la reconciliación.

Este matrimonio es una gran noticia en medio de la guerra, es una oportunidad no solo para esta pareja, sino también para el país, un país lleno de odios, de rencores, de prevenciones y prejuicios, que no admite puntos medios, en un país dividido a muerte entre amigos y enemigos.

Contra todos los pronósticos y la tradición de venganza colombiana, que dos personas de ideología opuesta se encuentren, hablen, busque coincidencias y se enamoren, es un experimento nuevo, un ejemplo nacional, que todos los optimistas esperamos que sea duradero, y que pueda demostrar que la estupidez de la violencia se puede vencer.

Hoy la noticia ha sido el amor y esperamos que los siga siendo. El amor es más fuerte.

luisalfonsocabrera@yahoo.es

3 Comments

  1. Darío Pantoja

    Muy buen escrito, Luis Alfonso. El amor y no el odio, es el camino. El amor en sentido genérico, además, no solo como expresión romántica de parejas.

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  2. Efraín Armando Guerrero Paz

    Ya es más que suficiente el sufrimiento que nos han causado esa maldita parranda de mamarrachos, titulados de izquierda y de derecha, que no son más que delincuentes. Que viva ese matrimonio, y lo de Aura y las violetas también. Bravo por el artículo que llega como anillo al dedo.

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  3. José Humberto Guerrero

    En lo único que somos iguales es en el amor y la muerte, en lo demás, somos desiguales. Por lo anterior, desde mi perspectiva el amor no es solo para los valientes, es para todos, sin escepcion alguna.

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