¿QUIÉN AYUDÓ A ELIAN?

Por: Alfonso Cabrera J.

ELIAN tenía 27 años, era una mujer hermosa, joven, con ilusiones, ella luchaba por un futuro mejor para sus dos hijas, hace cuatro salió de Barquisimeto, Venezuela, caminando, con las pocas cosas que podía cargar, junto a un grupo que salió a buscar y jugarse la vida. Caminó durante meses por las montañas y valles colombianos, recorriendo el país como ningún colombiano lo ha hecho, conociendo tantos  lugares como ningún otro colombiano ha visto, recibiendo ropa vieja, un vaso de agua, un pan, una moneda, pero nunca recibió lo que más necesitaba, un abrazo, una mano, una voz de aliento, siempre miró un rostro serio, amargo, desconfiado, asustado, triste o con pena, nunca una sonrisa.

ELIAN llegaría a la frontera sur de Colombia, con la ilusión de encontrar un trabajo, un techo para sus hijas, un hogar, el pan nuestro de cada día, pero en Ipiales todo fue difícil, desde el clima, la falta de ropa para resistir, el rechazo, le tocaba sobrevivir, buscar el alimento para las niñas, pero encontró la muerte, en un bar, un cliente la estranguló con una correa. Allí terminó su sueño después de miles de kilómetros, y comienza la pesadilla para dos niñas con el peor de los futuros.

La comunidad venezolana que sobrevive en Ipiales se calcula en 600 familias, mientras miles de migrantes pasan por la ciudad, las ONGs internacionales les prestan ayuda humanitaria por una sola vez, un kit de aseo, alguna comida, o albergue. La mayoría de entidades dan capacitaciones, información, sobre derechos, sobre salud, prevención y otros temas, solo teoría.

Los venezolanos dicen que el alcalde de Ipiales es xenófobo, odia a los migrantes, evade el tema, lo rechaza, hizo perder un proyecto para la construcción de un albergue, no le interesa, los migrantes dicen que si el alcalde no es capaz de ayudar a su propia gente, peor va a ayudar a los extranjeros. Pero para hacerse publicidad si utilizan a las víctimas, como la inauguración del mural de la calle octava, en el cual la alcaldía no puso un peso, pero si va a posar para la foto, pura hipocresía.

Hay que recordar que la migración más que un escape de guerras y problemas, es una característica esencialmente humana, una forma de vida, la humanidad salió en su primera migración de la madre África y que en la actualidad ha poblado todo el planeta, es la única especie viva que se encuentra en toda la geografía, en todos los climas, en todos los pisos térmicos, en todos los continentes.

El colombiano sabe que es migrar por la guerra, el colombiano sabe lo que es ser estigmatizado de mafioso y delincuente, el colombiano sabe lo que es ser expulsado, extraditado, por eso tenemos más responsabilidad con la solidaridad. Sobre todo Ipiales, la ciudad de la frontera, la ciudad que recibe y acoge a millones de pasajeros, migrantes, refugiados, una ciudad multicultural, con indígenas, afro descendientes, hijos de ecuatorianos, peruanos, árabes, etc. etc.

Los que se dicen cristianos no pueden olvidar que Jesús también fue migrante, que huyó de la tiranía de la época con su familia, que tuvo que dormir en un establo, pasar hambre y necesidades, que recorrió los caminos hablando de amor, perdón, misericordia, pero la gente sigue crucificando al cristo.

Mientras tanto, el alcalde de Ipiales, viaja por Europa, como migrante turístico, gastándose la platica en euros, como un pobre sudaca, como nos dicen allá.

luisalfonsocabrera@yahoo.es

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