• Las estaciones de radio han dado a conocer el hecho y han entrevistado a los líderes, gestores de esta brega constante ante los organismos de poder y, ellos, muy satisfechos han dado un parte de victoria, merecida, por cierto.

  Reconocemos la gestión que obstinadamente han desarrollado los promotores de este intento ya casi consolidado. Ha sido un gran esfuerzo que deja tres enseñanzas muy meridianas:

  La primera, por la cual se ratifica, se confirma, que los ciudadanos de cualquier conglomerado social deben unirse para lograr reivindicaciones en procura de mejorar su calidad de vida.

  Segunda. Demostrado, confirmado, que los entes gubernamentales, ya sean del orden municipal, departamental o nacional, para llevar a cabo la ejecución de una obra necesaria para el avance de cualquier comunidad, conceden los recursos o partidas solamente ante la presión solidaria de las comunidades, cuando es un imperativo legal para todo servidor público. 

  Tercera. lastimosamente nos hemos acostumbrado a acudir a las presiones sociales cuando ya la necesidad de cualquier obra o servicio comunitario llega a estados extremos que ponen a los usuarios en condiciones infrahumanas, cuando ya no se puede “construir sobre lo construido”, utilizando la frase referente en estos tiempos de preparación para elecciones, cuando ya no hay nada que hacer.

  Dejando a un lado las dos primeras advertencias, por existir suficiente ilustración, es bueno que reflexionemos un poco y pongamos en la mesa de discusión el tercer tópico por las ondas consecuencias que conlleva el desinterés por la problemática comunitaria que no es otra cosa que la falta de pertenencia por lo nuestro. Es que nos hemos vuelto insensibles ante la problemática social y esto se ha convertido en tolerancia, en carencia de valor civil, que nos convierte en un pueblo culturalmente individualista que solamente se encarga de buscar el progreso unitario y deja atrás la sociabilidad, el interés por la nuestro, la civilidad.

  Entonces, cuando ya no hay nada que hacer, acudimos al gobierno para pedir solución a nuestros problemas y ahí está precisamente el choque de intereses: por un lado, la comunidad que justamente reclama y, por otra, la inercia y desinterés estatal que hace caso omiso a las reclamaciones viéndose irremediablemente obligados, los lideres comunales, a un proceso vergonzante de tocar puertas ante los funcionarios públicos encargados de las soluciones como única solución a los problemas.

  Para demostrar el respaldo en mis apreciaciones pongamos sobre el tapete algunas realidades:

  La primera, desde luego, la vía Guachucal Cumbal a la que estamos haciendo enaltecimiento a lo hasta hora logrado, en los treinta años de servicio nadie se preocupó por hacerle mantenimiento en general por cuidarla y cuando se iba deteriorando la indiferencia, la inatención y el abandono, reinaron. Solamente cuando ya prácticamente está inservible y se ha presentado un problema social de proporciones por que deja a Cumbal y sus alrededores sin movilidad, aislada, es cuando se logra la protesta, la unidad.

  Segunda: Recorramos la vía Pupiales-José María Hernández-Gualmatán y vemos que el deterioro es ostensible hasta el punto que hay partes por las que ya es casi imposible transitar. Los alcaldes de esos municipios brillan por la desatención, excusándose en que es una vía que le corresponde al departamento, y los usuarios que diariamente transitan por allí, porque es una de las regiones más ricas en agricultura y ganadería de la región, con marcada apatía, utilizan sus vehículos para transitar evitando los huecos, pero nadie dice nada, hay total apatía, desinterés. ¿Qué va a pasar con esa vía tan importante en uno o dos años?

  Tercera: el tramo de vía que se inicia en el Centro de Salud de Ipiales y va hasta donde empieza la pavimentación de  la carretera que va de Ipiales a Pupiales. Ocurre el mismo problema que con la vía anterior. Así, sin más explicaciones.

  Cuarta: Ya estrictamente en lo que atañe a Ipiales, basta ubicarnos en la calle que va de la terminal hasta el hospital: tres años en construcción una vía tan fundamental, de tanta importancia, no tiene ninguna presentación, pero sí una explicación: la inercia, el desinterés, la incapacidad de unos funcionarios municipales que lo único que hacen con ese actuar es perjudicar a la comunidad.

  Consideren ustedes todos los pequeños negocios que existían en esa vía de los cuales vivían sus habitantes, que han tenido que cerrarlos con todas las implicaciones de orden económico y humano que ello representa. Con sobrada razón uno de nuestros columnistas afirma que este tramo es el mas costoso del país sin calcular aún las múltiples demandas al estado que puedan sobrevenir.

  Quinta: La renombrada plaza minoritaria de mercado “Ipiales somos todos” que se inauguró hace doce años; cuando empezó a funcionar era un sitio muy agradable, bastante funcional y un ornato para la ciudad.

  Sin embargo, fue pasando el tiempo y se nota la desatención, la falta de interés y el abandono por conservarla; ahora se ha convertido en una vergüenza en donde la desorganización, la suciedad y la improvisación imperan. Nadie se notifica, nadie dice nada y solamente cuando ya no haya forma de convivir allí, empezarán las reclamaciones y las peticiones al ente municipal. Todo se deja para el final, para cuando ya las cosas no tienen remedio.

  Es una realidad histórica que el Departamento de Nariño ha sido relegado por todos los gobiernos nacionales en todos los frentes y ante ese abandono histórico debido, entre muchos otros factores, a la posición geográfica nos ha postrado en situación de atraso no solo cultural sino y, sobre todo, económico. Ante este panorama desolador solo nos queda el camino de la protesta, de la movilización y de la fuerza legítima en procura de la defensa de nuestros derechos.

  Lo que debemos tener en cuenta es que no podemos esperar que el gobierno, cualquiera que él sea, nos proporcione la solución de cualquier problemática social, porque no lo va a ser, esa actitud paternalista debemos erradicarla para convertirla en lucha frontal por la defensa de nuestras reivindicaciones.

  De ahí que debemos encaminar nuestro voto para que los que vayan a representarnos en cualquiera de los niveles en esta contienda electoral, sean personas con capacidad de gestión para que eleven ante las instituciones gubernamentales centrales las peticiones y proyectos que necesita la comunidad y cuando no haya respuesta gubernamental podamos llegar a la protesta social como medio de lucha, garantizada en nuestra Carta Magna, porque yo siempre he sostenido simbólicamente respecto a este tema que el mejor parlamentario es la panamericana.

 jairobravo2010@hotmail.es