(Uno buscó el oro y las riquezas para él y su rey; el otro, buscó la independencia y la libertad para su pueblo).

* En Cali, la icónica estatua de SEBASTIÁN DE BELALCÁZAR fue derribada por los indígenas Guambianos o Misak, descendientes de los pueblos ancestrales que habitaron el Cauca, y que, ahora, declaran que actuaron en representación de todos los pueblos que fueron masacrados por el ambicioso y violento conquistador español que los despojó de sus tierras y riquezas, y luego los esclavizó y los torturó como se lee en la sentencia de pena de muerte que Belalcázar recibió en 1554 después de ser investigado por orden del rey Felipe II con motivo del asesinato del mariscal Jorge Robledo, compañero de Belalcázar en las expediciones en los actuales Perú, Ecuador y Colombia, encontrándolo culpable de este delito y de los crímenes contra los nativos americanos.

Información complementaria sobre Belalcázar puede leerse aquí:

https://es.wikipedia.org/…/Sebasti%C3%A1n_de_Belalc%C3…

* En Pasto, fue derribada la estatua de ANTONIO NARIÑO. Los responsables están siendo investigados por las autoridades respectivas. Parece que son vándalos fanáticos e ignorantes de la historia del prócer de la independencia quien, por primera vez en América dio a conocer los “Derechos del hombre” promulgados en 1789 por la Asamblea Nacional Constituyente de Francia, que él tradujo, imprimió y divulgó para dar inicio a toda la gesta emancipadora del, entonces denominado, Virreinato de la Nueva Granada.

Para información de los que no conocen la historia de Antonio Nariño, o la han olvidado, les recordaré, en un resumen, que a raíz de esa publicación, comenzaron para Nariño, de 28 años de edad, difíciles tiempos y periplos en cárceles de Bogotá, Cartagena y Cádiz, después de ser expropiados sus bienes y condenado, en 1793, por los tribunales españoles durante el gobierno del virrey Ezpeleta, por acciones que, calificaron de perniciosas porque “van en contra de Dios y del gobierno del rey”.

Siete años después de la condena, en 1810, Nariño regresó a Santafé de Bogotá, en donde se acababa de dar el grito de independencia, siendo bien recibido por los patriotas criollos que lo nombraron Jefe del gobierno provisional. Al año siguiente, fue proclamado Presidente del Estado de Cundinamarca. En 1813, ante nuevos acontecimientos en España relacionados con el regreso del rey Fernando VII al trono, después de la derrota de Napoleón, Nariño propuso la unión de todas las provincias del antiguo Virreinato que se habían dividido entre centralistas y federalistas, y lo hace para evitar la reconquista española.

Mientras tanto, tropas realistas dirigidas desde Quito invadieron el sur de la república y amenazaron con avanzar hacia la capital. La emergencia hizo que Nariño propusiera a Camilo Torres, presidente de las Provincias Unidas, emprender una campaña militar que enfrentara a los invasores. Así fue como, comandando los ejércitos de la naciente nación, salió de Santafé de Bogotá en septiembre de 1813 y se dirigió hacia el sur. Cruzaron la cordillera por el páramo de Guanacas, pasaron a Neiva, y atravesando el rio Magdalena llegaron a Palacé a finales de diciembre de 1814, tres meses después de haber iniciado la que denominaron “campaña del sur”. En ese lugar se enfrentaron por primera vez con el ejército del general español Juan Sámano que había tomado la ciudad de Popayán. Ante el triunfo de Nariño, Sámano se repliega y espera a atacar de nuevo. En enero de 1814, un mes después de la batalla de Palacé, los patriotas y realistas se enfrentaron nuevamente en Calibío, una hacienda cercana a Popayán en donde Nariño volvió a salir vencedor, obligando a Sámano a retroceder a Pasto. Allí, el militar español fue relevado del mando por orden del gobernador de Quito Toribio Montes y sustituido por el general realista Melchor Aymerich.

Nariño se reorganiza en Popayán y permanece hasta el mes de marzo cuando emprende la marcha a Pasto, sin presentir que el destino le tendería una mala jugada. El historiador Enrique Santos Molano cuenta que después de quince días de dificultosa travesía llegan al río Juanambú donde se encontraron con tropas realistas, ahora comandadas por Aymerich, que combatió ferozmente durante dos semanas. Por fin, Nariño logra cruzar el río y subir las escarpadas estribaciones de la cordillera central de los Andes. Allí continúan los combates hasta el 9 de mayo de 1814 cuando Aymerich es derrotado en la batalla de Tacines. Nariño, estimulado por el triunfo, continúa la marcha a Pasto el 10 de mayo, pero no avanza con el ejército completo –éste fue, tal vez, su mayor error–; deja en la montaña una reserva de 500 hombres que son los que están más agotados por el fragor de las batallas, pero cuando Nariño llega a los ejidos de la ciudad, a la cabeza de su vanguardia, se encuentra con una fuerte resistencia de los ejércitos realistas de Aymerich. Nariño es herido y la retaguardia, al recibir la noticia de que ha muerto, se retira a Popayán. Al anochecer, Nariño, que no sabe lo que ha ocurrido con su tropa de reserva, regresa a la montaña y encuentra que todos se han ido por lo que, tras varios días de deambular por los montes, hambriento y fatigado, decide entregarse a las autoridades españolas de Pasto.

El general Melchor Aymerich recibe a Nariño como prisionero y muestra un gesto de gallardía al disponer que se le de buen trato correspondiente a sus elevados rangos militares y administrativos. En Pasto permanece preso durante trece meses hasta el 15 de julio de 1815, cuando es remitido a Quito por orden del presidente Montes. De allí, es despachado a Lima para ser embarcado a Cádiz adonde llegó a principios de marzo de 1816. En Cádiz permaneció encarcelado cuatro años hasta cuando fue liberado durante la Revolución de Riego de 1820.

Al regresar a Bogotá, se dedica al periodismo y publica la primera entrega de un periódico llamado «Toros de Fucha» en la que critica al gobierno centralista de Francisco de Paula Santander. Esta publicación causó escozor al gobernante que, ante una aparente queja de Nariño sobre mordazas a la libre expresión, le pide explicaciones sobre el escrito. Santander lo hace de manera conminatoria, según lo narró el propio autor en la segunda entrega del periódico. En esta publicación acuñó la expresión de “Patria Boba”, para referirse a los años iniciales de Colombia (1810-1816) al presentar su posición frente a las tesis de cuál debería ser el gobierno más conveniente para Colombia: federalista o centralista.

En agosto de 1823 Nariño se trasladó a Villa de Leyva, población con mejor clima que el de Bogotá, en donde, meses después, enfermó de tuberculosis y bronconeumonía, falleciendo el 13 de diciembre de 1823 a la de edad de 58 años. Sus restos se encuentran en la Catedral primada de Colombia de Bogotá, y con su apellido se bautizaron el departamento de Nariño y el palacio presidencial o “Casa de Nariño” que se encuentra ubicada en los predios de la casa donde nació el prócer de la independencia de Colombia, detrás del Capitolio Nacional en el Centro histórico de Bogotá.

EPÍLOGO:

* La estatua del conquistador español Sebastián de Belalcázar fue retirada del pedestal ubicado en un mirador del occidente de Cali, y posiblemente será llevada a algún museo de la ciudad. En su reemplazo se está pensando colocar algún monumento que reivindique a los pueblos ancestrales.

* La estatua de Antonio Nariño fue colocada nuevamente en su pedestal de la Plaza Central de la ciudad de Pasto, frente al lugar donde estuvo la casa en la que lo mantuvieron preso. La cara de la estatua de Nariño quedó mirando hacia el volcán Galeras que se levanta encima de la ciudad.

Juan Revelo Revelo