Cambió la Realidad, Debe Cambiar la Política
Por: Alfonso Cabreara J.
En el pasado, las administraciones municipales, departamentales y nacionales, al comenzar sus periodos de gobierno tenían como principal misión la elaboración de los planes de desarrollo, en ellos incluían todas las promesas que habían hecho como candidatos. Una vez posesionados los candidatos electos, los más participativos consultaban a la comunidad, los más anticuados contrataban a un especialista para les “diera haciendo” el plan a su conveniencia.
En el pasado, las administraciones municipales, departamentales y nacionales, al comenzar sus periodos de gobierno tenían como principal misión la elaboración de los planes de desarrollo, en ellos incluían todas las promesas que habían hecho como candidatos. Una vez posesionados los candidatos electos, los más participativos consultaban a la comunidad, los más anticuados contrataban a un especialista para les “diera haciendo” el plan a su conveniencia.
Entonces armaban complejas matrices en las que metían como por un embudo todas las problemáticas, las soluciones y el presupuesto. Todo lo contrario, ocurría al finalizar sus gobiernos, cuando a duras penas alcanzaban a remodelar el parque o a inaugurar algún polideportivo, porque el resto de la plata se iba en fiestas y en los contratos de los amigos.
Hoy la realidad ha cambiado, las necesidades son diferentes, el mundo es diferente, las pavimentaciones pasan a un segundo plano, remodelar parques sería un despilfarro. Hoy son urgentes y prioritarios tres o cuatro temas de vital importancia los cuales deben ocupar la atención absoluta de los gobernantes nacionales, departamentales y municipales.
La preocupación uno A, en este momento, es la de contener la propagación del virus y atender a la población portadora y enferma del virus. En nuestro medio existen muchas dudas sobre las cifras, de cómo se están haciendo los exámenes, si existen suficientes pruebas, cómo se está haciendo el aislamiento, que lugares se han dispuesto para ese fin, qué equipos médicos e insumos hacen falta, cual es la capacidad de atención hospitalaria. En el caso de Ipiales y el sur del departamento, somos más vulnerables por la permeabilidad de la frontera con el Ecuador, por la cual circulan migrantes venezolanos y vecinos ecuatorianos sin mayor control.
Un segundo punto inevitable, es garantizar la prestación eficiente de los servicios básicos, en primer lugar, el de la seguridad alimentaria. Este es el problema histórico de Colombia, la tenencia de la tierra y la producción agropecuaria. Hoy vemos con dolorosa claridad que la nación tiene una deuda social costosa con el campo. Es urgente fortalecer el agro con todas las instituciones y recursos (créditos, educación, tecnología, asesoría, mercados, vías, transporte, servicios, etc., etc., etc.). Los gobiernos nacionales, ciegos y sordos, siempre le dieron la espalda, prefirieron los TLC, y abandonaron a su suerte al campesino y al indígena, quienes compitieron indefensos contra las importaciones de las multinacionales y los intermediarios.
La tercera medida impostergable es la atención humanitaria a la población vulnerable, a todas las familias que viven del diario, a los vendedores ambulantes, a las vendedoras de hervidos, a las trabajadoras sexuales, los coteros, migrantes, habitantes de calle, a los adultos mayores, víctimas de la violencia, enfermos, personas en condición de discapacidad, sectores informales, indígenas, desplazados, población carcelaria, desempleados, entre otros. Para ellos nunca hubo programas verdaderos de rehabilitación, de reconversión o de sostenimiento, y hoy las medidas de aislamiento son inhumanas, los condena a la muerte.
Un cuarto renglón, a mediano plazo, tiene que estar orientado a la reconstrucción de la economía, no sólo para las grandes y medianas empresas, sino para rescatar y recuperar a los pequeños comerciantes y trabajadores. Este objetivo debe considerar especialmente a las nuevas generaciones, muchos jóvenes no van a terminar su bachillerato ni su universidad, van a terminar en las largas filas del desempleo. La respuesta a esta penuria necesita convocar al sector académico, al SENA, Comfamiliar, los institutos técnicos, Cámara de Comercio, y a todas las entidades responsables del desarrollo, para proponer planes de subsidios, capitales semilla, créditos, formación, búsqueda de mercados, generación de conocimiento y tecnología.
La elaboración de un Plan de Desarrollo acorde con el momento que atravesamos, debe ser participativo, con la organización de comités sectoriales y con enfoque diferencial, y con una veeduría ciudadana idónea que garantice la transparencia de las medidas para contar con la confianza y el apoyo de la comunidad.
El alcalde de Ipiales de manera insistente ha hecho un llamado a la unidad de la población para enfrentar la crisis, este llamado para que sea serio y real debe convocar a todas las fuerzas vivas de todos los diferentes sectores sociales y políticos para participar en la elaboración del nuevo Plan de Desarrollo. El alto grado de la calamidad exige abandonar los egoísmos partidistas, no incrementar el desempleo por el color político, ni hacer reestructuraciones administrativas inconvenientes y costosas, que solo buscan reacomodos burocráticos.
Estos son tiempos extraordinarios que requieren de esfuerzos extraordinarios y de la unidad de todo el pueblo, sin colores políticos, sin egoísmos, con mente abierta y sentido patriótico. La historia y el pueblo juzgarán a sus dirigentes por las decisiones tomadas, por los costos y las victimas que causen.
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