COLOMBIA UN ESTADO MAFIOSO
Por: Alfonso Cabreara J.
Hay que repetir las palabras de Jaime como oración de la democracia “creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo que estamos en malas manos, creo que esto tiene salvación”.
Jaime Garzón nos enseñó a burlarnos de nosotros mismos, porque hacer humor con los personajes del poder es una autocrítica, porque esos hombres y mujeres que manejan el poder están ahí, porque nosotros los hemos puesto en esos cargos, y todos los crímenes que ellos hacen han sido respaldados consciente o inconscientemente por una mayoría del pueblo colombiano.
El asesinato de Garzón es la máxima prueba de que el gobierno está lleno de corruptos e incompetentes, que la justicia de nuestro país es el peor de los chistes, que no hay democracia porque no se respeta la vida, que lo mataron los poderosos del país, algunos están investigados por la justicia, entre ellos varios generales del ejército y la policía, directivos del antiguo DAS, en complicidad con bandas de sicarios y paramilitares, obedeciendo ordenes de los grandes señores de la empresa y la política, que no quieren la paz.
Jaime Garzón nos enseñó el buen humor, la critica a los poderosos con ironía, no como cobardemente hacen otros cuando se burlan de los pobres, de los más débiles, de las mujeres, de los niños. Jaime demostró que para hacer reír hay que tener inteligencia y talento, mientras los asesinos del poder son ciegos, torpes y solo tienen vanidad y barbarie, ellos no tienen ideas, ni amor a la patria, solo aman el poder siniestro del dinero.
Pero la herencia de Jaime Garzón es grande, nos dejó el ejemplo de tener dignidad, libre pensamiento, sentido crítico, mucho humor y alegría, inteligencia, compromiso con el pueblo, amor a la patria, defensa de la paz, arte, análisis y el sueño de un mundo mejor, cualidades y virtudes que demostró con solvencia ante la envidia de los hombres del poder.
Su muerte violenta también nos muestra como es la verdadera clase dirigente de nuestro país, ese grupo de políticos, empresarios, militares y delincuentes que se lucran del Estado, unos lideres mediocres que tienen como único argumento el miedo y la violencia, cobardes que se esconden en las sombras para realizar sus crímenes, miserables que solo buscan dinero para satisfacer su egoísmo, gente sin moral ni vergüenza que acude al crimen para ocultar sus incapacidades, esa es la cúpula del poder de este país que mato a Garzón y que sigue matando líderes del pueblo.
Hay que repetir las palabras de Jaime como oración de la democracia “creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo que estamos en malas manos, creo que esto tiene salvación”.
Es el mensaje que nos deja Jaime Garzón, una responsabilidad para todos, como padres, docentes, autoridades civiles militares y eclesiásticas, todos somos responsables de construir una nueva sociedad más sensata, más inteligente y con humor para disfrutar la vida y la paz.
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