EL ETERNO 9 DE ABRIL
Por: Alfonso Cabrera J.
En Ipiales también hemos regresado al pasado, el nuevo viejo alcalde, igual que hace un siglo, persigue a los opositores, despide empleados, saca a la gente que no es de su rosca, desprecia a los sindicatos, se suma a la destrucción de la democracia. El 9 de abril no ha terminado.
Hace 73 años Colombia se conmocionó por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, el líder más carismático de la historia del siglo XX, quien aspiraba y con toda seguridad iba a ser el presidente de la república. Ante su muerte la muchedumbre reaccionó de la peor manera, con matanzas, saqueos, incendios y destrucción.
En la capital de la república a ese día se lo llamo “El Bogotazo”, otros dijeron que fue el día que murió la esperanza.
Como presunto autor del crimen se señaló a Juan Roa Sierra, quien fue linchado por la multitud y luego arrastró su cadáver por las calles hasta tirarlo en la puerta del Capitolio Nacional. Como siempre, la lentitud de la justicia cómplice, sentenció, 30 años después, que Roa Sierra era culpable, actuó solo y estaba loco.
La ola de protestas y muerte se extendió por todo el territorio nacional, como una de las peores guerras del mundo. Para vergüenza de nuestra historia, de la clase política y de la nación colombiana, la venganza y el odio hundieron sus raíces en esta tierra.
Hoy todavía continúa la matanza, y a pesar de la tragedia, no hemos aprendido la lección, no hemos entendido que la causa histórica de la violencia ha sido la forma de hacer política de la clase dirigente colombiana. Nuestros dirigentes, siempre tomaron las armas para defender sus ideologías, que no son otra cosa que sus intereses, sus negocios, así se enfrentaron a muerte los partidos históricos, el liberal y el conservador, nunca hubo debate político sino exterminio del opositor. En 1948 muchos sectores querían impedir la llegada de Gaitán a la presidencia, entre ellos los conservadores y enemigos del mismo partido liberal.
Antes de su muerte, Gaitán pronunció la famosa “Oración por la Paz”, dirigida al presidente Mariano Ospina Pérez, en la que le pedía solo una cosa: que la autoridad deje de perseguir a los liberales.
Las consecuencias la han pagado varias generaciones, hasta el día de hoy, pero el conflicto sigue vigente, la ambición sin límites de los sectores de poder, y se sigue asesinando a los líderes, así ocurrió con Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro, Luis Carlos Galán, Jaime Pardo Leal, Álvaro Gómez, Jaime Garzón y continúa con miles y miles de mujeres y hombres que se han atrevido a alzar la voz.
En el año 2011 se estableció esta fecha como el Dia de la Memoria Histórica y la Solidaridad con las victimas del conflicto armado, por decreto, no por consenso, no por conciencia, no por entendimiento, otro saludo a la bandera.
En conclusión, los jefes políticos y sus partidos siguen en guerra contra todo lo que se atraviese en sus negocios, plomo es lo que hay, gritan en la calle, en la pelea por el poder del todo vale, no hay debate de ideas y el bien común solo es un pretexto para el discurso.
Esa ha sido muestra historia desde la Guerra de los mil días y continúa en el siglo XXI, no hemos avanzado nada, los gobiernos legislan en beneficio propio, retuercen la constitución para quedarse en el poder, se apoderan de las instituciones para manipular las próximas elecciones, amarran los organismos de control, usan las instituciones para perseguir a los enemigos y continua el asesinato de líderes en medio de la impunidad.
En Ipiales también hemos regresado al pasado, el nuevo viejo alcalde, igual que hace un siglo, persigue a los opositores, despide empleados, saca a la gente que no es de su rosca, desprecia a los sindicatos, se suma a la destrucción de la democracia. El 9 de abril no ha terminado.
luisalfonsocabrera@yahoo.es
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