EL PRESO QUIERE SER LIBRE
Por: Darío Pantoja B.
… El confinamiento nos cogió a todos de manera intempestiva y obligatoriamente conocimos que era una parte de la protección, ante un flagelo que al mundo entero está cambiando la forma de vivir y de morir…
En alguno de sus escritos de “Postre de notas” de El Tiempo a comienzos de los años 2000, el periodista, escritor y libretista, Daniel Samper Pizano, sostuvo con su acostumbrado estilo, que felicitaba a los presos que se fugaban de las cárceles mediando un plan concebido con inteligencia y, en todo caso, alejado del facilista y reprochable acto de constreñir su salida con un cuchillo en el cuello de la esposa del director del penal. Adujo comprender la situación de encerramiento de todo preso y hasta hacía votos para que aquellos reos y bajo aquellas circunstancias de fuga, nunca fueran recapturados.
Ese escrito lo recordé ad portas del aislamiento “inteligente” con que el gobierno pretende devolvernos una estabilidad económica, permitiéndonos con “limitaciones” nuestras actividades productivas externas, mientras el virus que ya es nuestro paisano, aún sigue ascendiendo sin mayor tapujo.
El confinamiento nos cogió a todos de manera intempestiva y obligatoriamente conocimos que era una parte de la protección, ante un flagelo que al mundo entero está cambiando la forma de vivir y de morir.
Los abruptos cambios en la cotidianidad por el encerramiento obligatorio, se convirtieron consecuencialmente en la causa de otros males que ya fueron conocidos en diciembre de 2019 en La China por el mismo Covid-19, en 2014 por la epidemia del ébola en África y en 2003 por la epidemia del Sars en Canadá. La ciencia refiere al estrés y al aburrimiento como los dos fenómenos que de manera primaria los seres humanos percibimos bajo una considerable cuarentena, los que a su vez tienden a generar efectos psicológicos negativos como la ansiedad, el miedo al contagio (hipocondría), la apatía y la incertidumbre.
Los cambios emocionales tampoco han sido ajenos para quienes comparten un espacio y un mismo tiempo de manera estable, temporalmente, sin distinguir edades, sexo, pensamientos políticos o religiosos, ni la naturaleza del nexo entre los convivientes, porque todos, casi sin excepción, somos seres sociales que interactuamos sobretodo en espacios abiertos y sin restricciones.
No comprendo por qué el nombre de la culminación de esta fase de encerramiento social -lo digo sin pasiones electorales-, porque desde el 25 de marzo el país ha demostrado una indisciplina social que se burla de las normas de aislamiento locales, regionales y nacionales, y choca con las elementales reglas de salubridad entre seres vivos que nos jactamos de ser los inteligentes del planeta. Pareciera que muchos ignoran la gravedad de la pandemia o que se creen inmunes a una enfermedad que ya tiene bajo su brazo miles de contagiados y de muertos, y de cuerpos que esperan algún día ser reconocidos por sus familiares y de recibir dignos actos póstumos.
Como aquellos presos que logran su libertad, ojalá podamos valorar lo que siempre tuvimos y no valoramos, y no convirtamos la venidera libertad restringida para laborar, en un motivo de reencuentros sociales sin limitaciones, porque fácilmente podemos perder lo poco conseguido y el segundo confinamiento sería otra vez la medicina, aunque con un pronóstico de mayor complejidad social, económica y médica.
El preso quiere ser libre y nadie quiere volver.
Muy acertada la columna… Felicitaciones y sigue adelante con tu espíritu analítico y crítico ante esta realidad despiadada.. Gracias por compartir
Muchas gracias a Usted, lo invitamos a que siga nuestra pagina y haga parte de ella
Gracias por compartir estos excelentes escritos. Un gran abrazo.