En Ipiales. La Democracia Perdida
Por: Alfonso Cabrera J.
A la humanidad le ha costado mucho tiempo, sufrimiento y perdidas de valiosos héroes y heroínas, que sacrificaron su tiempo y sus vidas con el fin de construir un mundo mejor, a través de la consolidación de instituciones republicanas, entendidas como las entidades defensoras el patrimonio de la comunidad, para beneficio de las mayorías, especialmente de los menos favorecidos, en contra de los privilegios de las oligarquías y los tiranos
Los principios fundadores de la democracia se sustentan en la legalidad, para someter a los funcionarios públicos a cumplir la ley, en el servicio a la comunidad, como fundamento y justificación del estado, además del principio de la soberanía popular, del pueblo como fuente de todos los poderes, como soberano a quien se debe rendir cuentas.
Desafortunadamente, el municipio de Ipiales vive el peor momento de la democracia en la actual administración, en donde el inquilino de la alcaldía ha violado todos los sagrados principios de la función pública, de la buena administración, del gobierno democrático y del orden legal.
Hace unos días se conoció, por los diferentes medios de comunicación de Ipiales, el peor de los hechos que ha realizado alcalde alguno en toda la historia del municipio; El bachiller Villota, en la acción más cobarde de un peleador callejero, atacó en forma violenta a un ciudadano, con el agravante de haberlo hecho respaldado por sus escoltas, en clara desventaja frente a una persona que no solo tiene dificultades físicas, sino que se encontraba con sus hijas menores de edad.
La disculpa del alcalde es que fue llamado “mentiroso”. Si eso fuera cierto tendría que agarrarse a puños con todo el pueblo de Ipiales, porque mentiroso le gritan en la calle, mentiroso le han gritado en la senda del carnaval, mentiroso le han dicho algunos, concejales por no socializar los proyectos; mentiroso le han dicho en los barrios en donde las obras no han sido terminadas a tiempo.
También es mentiroso porque juró en su posesión “obedecer la constitución y las leyes” y no lo ha hecho, porque ha incumplido el servicio a la comunidad, porque el plan de desarrollo no se ha ejecutado ni en una tercera parte, porque hace justicia por propia mano.
Es clara la responsabilidad del alcalde frente al código penal y al código disciplinario por sus actos en contra de la moral pública, también es posible que llegue a una negociación con la víctima, pero lo que no será negociable es el juicio del pueblo como el peor alcalde de la historia, el alcalde más chiflado en plaza pública y por atarván. ¿Será que hay algo de decencia en el alcalde y pide perdón públicamente por sus faltas?
Ahora preocupa otro tema, ¿cuál de los candidatos a la alcaldía de Ipiales será amigo de este estilo de gobierno?
El pueblo debe estar alerta para castigar a una clase política que le ha hecho tanto daño a la democracia local.
luisalfonsocabrera@yahoo.es
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