La 0posicion: derecho, costumbre o retaliación.

Por : Jairo Bravo Vélez

Legalmente la institución de la oposición permite proponer alternativas políticas, disentir, criticar, fiscalizar y ejercer libremente el control político a la gestión de gobierno.

El artículo 5º. de nuestra Constitución y la ley 1909 (Estatuto de la Oposición) dan pie jurídico para articular todo el procedimiento que debe guiar a los partidos o grupos políticos que no estén de acuerdo con las políticas de un determinado gobierno.

    Todos los partidos y movimientos políticos están en la obligación de realizar su declaración política frente a los gobiernos nacional, departamental y municipal, en ejercicio. En ella deben decidir si quieren hacer parte del gobierno, ser independientes o ser de oposición.

    La oposición política es fundamental para consolidar una democracia que requiere de disensos equilibrados, justos, objetivos y tendientes, en todas las circunstancias, a encaminarse en bien de la comunidad. Además, requiere de cultura ciudadana, cultura política, libertades civiles, gobiernos funcionales y garantías para el ejercicio de la oposición. Especialmente honestidad y claridad en la divergencia.

    Estos valores morales y legales, totalmente válidos en un Estado Social de Derecho como el nuestro, se dejaron en el basurero de la primera esquina cuando llegó al gobierno de nuestro país una tendencia de izquierda después de muchas décadas de lucha.

    Fue tan duro el golpe para las derechas que, desesperadas, han utilizado todas las armas posibles, convirtiéndose en hordas irrigadoras de toda clase de artimañas. En el congreso, en los medios de comunicación de los cuales son propietarios, en el interior del gobierno y en las calles, arma de lucha que no habían utilizado nunca o, por lo menos, desde hace muchísimo tiempo.

    En la desacreditación de los lideres comprometidos con el cambio sin importar a que grupo o tendencia política pertenecen. En magnificar, sin límites, los errores institucionales o los desaciertos. En mentir y calumniar cínicamente. En irse en contra de todos los proyectos que fueron banderas de campaña y que el gobierno ha querido cumplir pero que esa derecha furibunda, rabiosa e irracional ha saboteado irresponsablemente. 

    Así las cosas, era imperativo proponer la aspiración, imposible tal vez, para un gobierno bombardeado por todos los frentes, en manera abrupta, irracional, de optar por el desafío de convertir al enemigo en un aliado.

    Yo sí creo que este gobierno ha intentado esta estrategia democrática y equilibrada en aras de llevar, a todos los niveles, a las comunidades más vulneradas y pobres hacia una mejor calidad de vida. Acción incluyente que ha sido rechazada por los opositores y duramente criticada y no aceptada por muchos de los mismos correligionarios.

    En dos años no ha habido alianza con ningún sector de las fuerzas contrarias y la lucha por reivindicaciones primarias de los sectores marginales, camina como camina la justicia: a paso de tortuga inválida.

    Con mucho tesón y persistencia la lucha frontal y decidida por la paz total ha sido, es y será una bandera gubernamental, lastimosamente lesionada en su más profundo por fuerzas oscuras que son enemigas de la paz. A estos principalísimos propósitos del Gobierno del Cambio, la oposición ha enfocado su boicoteo con más sevicia para que no se pueda lograr su cometido. Se convirtió así en una oposición ominosa e irracional.

    En el Senado la postura es del mismo tenor: las aguerridas pero serenas acometidas de los ministros y funcionario que tienen injerencia, por su competencia, en los debates, ha sido nugatoria ante el radicalismo de los partidos y grupos políticos que trabajan en oposición al gobierno. No se ha podido llegar a acuerdos.

    Es más: cuando olfatean que un proyecto de ley puede llegar a materializarse hacen todo lo posible por sabotearlo, incluyendo la retirada de las sesiones en los momentos anteriores al voto con la finalidad de desbaratar el cuórum.

     Los congresistas también le han guiñado el ojo a la Corte Constitucional especialmente cuando en los debates sobre la reforma al sistema pensional, uno de los ejes centrales del cambio anunciado, han empezado a pregonar a los cuatro vientos, casi con terrorismo, que demandarán la ley por falla en el procedimiento. Han dejado constancias de posibles vicios.  

     Los medios de comunicación acometen, entre muchos temas, contra el presidente haciéndole creer a la gente que su administración ha fracasado, que los gobernantes de izquierda no están capacitados para gobernar. Con el más grande descaro, directores de noticieros con gran ranking y que se creen con mediática credibilidad en el país mienten y engañan a los televidentes.

     Muchos ciudadanos ya están entendiendo que la revista semana, otrora orgullo periodístico, es un pasquín manejado por una directora furibunda, defensora de la clase a la que ascendió por gracia de un ventajoso himeneo. Sin duda encabeza la polarización en todo el territorio nacional.

    Las lideresas, sobre todo, y los líderes de los movimientos políticos en oposición, abanderados por el uribismo, han expandido, con pasmosa tranquilidad, insultos, calumnias y mentiras.

    Del presidente han dicho de todo: que es un delincuente que estuvo en la guerrilla, que no cumple los compromisos por dedicarse a vicios que tiene desde pretéritos tiempos; recientemente hicieron escándalo en un viaje a Panamá para dudar de su sexo.

    Senadoras reconocidas y caracterizadas en nuestro medio político por sus posiciones derechistas, en entrevistas en sus medios de comunicación abiertamente lo califican con los epítetos más peyorativos que su estrecha imaginación les aporta. No se olvidan de publicar todo lo que más pueden sobre la vida íntima del mandatario. 

    Un ejemplo muy claro para demostrar el odio está consignado en los medios de difusión cuando se refieren al proceso penal que afronta su hijo. No rotulan, como debía ser, por ejemplo: “llama la fiscalía a Nicolás Petro a juicio”, sino “llama al hijo del presidente a juicio”. Falta que un juez resuelva condenar al hijo del presidente.

    Ante este confuso panorama ¿qué vamos a hacer los casi once millones de colombianos que votamos por el cambio y todos los que se han inteligenciado para que nuestra amada Colombia cambie? Yo creo que nos queda la ruta de exigir a todos los funcionarios firme compromiso con el desarrollo de los programas de gobierno relacionados en la carta de navegación, mayor ejecución y materialización de obras tendientes al mejoramiento de vida de los colombianos, buscando hacer hincapié en la prioritarias, y estar pendientes de que nuestros congresistas cumplan con su primordial función de legisladores para que los proyectos gubernamentales puedan llegar a ser ley de la república.

    Si no se aprovechan estos dos años – segundo período del partido – vendrá, como me lo dijo un médico de aquellos que hacen de la profesión verdadero apostolado, con sobrada razón, que el pueblo, interesado en la suerte de su país, ejercerá la verdadera oposición en las urnas, situación que sería de gravedad porque les dejamos el camino sin tropiezos a la derecha.

    Con todo este sencillo discernimiento me acordé de una frase que me ha hecho reflexionar por ser tan práctica: “el hambre existe no porque no podamos saciar el hambre de los pobres, sino porque no podemos saciar el hambre de los ricos”.

     jairobravo2010@hotmail.es 

    2 Comments

    1. Gerardo Chamorro Bustos

      Un buen análisis de lo que sucede en nuestro país de la belleza, una ultraderecha descarada, sin escrúpulos, para no dejar gobernar a nuestro gobierno del cambio. Un llamado a los colombianos a tomar consciencia, por la UNIDAD para defender a nuestro presidente GUSTAVO FRANCISCO PETRO EL GRANDE ORGULLO COLOMBIANO. Venga esa mano país que juntos cambiaremos la historia de Colombia. Colombia libre, una sola bandera, una sola fuerza, un solo partido, somos PACTO HISTÓRICO, La fuerza del cambio, la fuerza del pueblo colombiano. Ni un paso atrás, UNIDOS VENCEREMOS. ¡¡¡ Hasta siempre!!!.

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    2. Enrique Findlay

      El poder de los ricos de nuestra país, les permite tener a su servicio políticos corruptos en todas las instancias del gobierno y el Estado, que les permite mantener sus injustos privilegios. La historia cobrará a los opositores del actual gobierno, su rabiosa y dañina oposición que perjudicará a los más pobres de los colombianos. Lo bueno de los dos primeros años del señor Presidente Gustavo Petro. No sé puede comparar con administración anterior. Gracias doctor Jairo

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