CARTA ABIERTA
LA FARSA DEL 20 DE JULIO
Por. Alfonso Cabrera Jaramillo
La farsa de la protesta del 20 de julio no tuvo como objetivo la libertad, ni siquiera sacar a los españoles del territorio americano, el interés de los criollos ricos, que eran blancos hijos de españoles, sólo querían que los hicieran participar de los cargos burocráticos de la corona.
La historia la escriben los vencedores, ellos deciden cuál es la realidad que conviene y cuál es la verdad que se establece. Con este principio se declaró que el 20 de julio de 1810 se debía festejar como el “Día de la independencia”, ese invento se ordenó mediante la Ley 60 del 8 de mayo de 1873, por el Congreso de los Estados Unidos de Colombia. En su momento Tomás Cipriano de Mosquera y Miguel Antonio Caro se opusieron porque no correspondía a la verdad, pero quienes tenían el poder ya lo habían decidido.
A pesar de lo que dice la ley, esta fecha no corresponde a la búsqueda de la libertad ni a la valentía patriota, sino al oportunismo de la aristocracia criolla santafereña que aprovechó que Napoleón había invadido España en 1808 y obligó al rey español Fernando VII a renunciar, un “papayazo” que los criollos no dejaron pasar para organizar gobiernos provisionales, las famosas juntas de gobierno.
No hay que olvidar que el propio pueblo ya se había levantado contra las autoridades españolas casi 30 años atrás, con José Antonio Galán en 1781, ese si fue un verdadero grito por la libertad, una fecha para recordar, pero como era el pobre pueblo el protagonista los legisladores de fiestas no le dieron importancia.
Los hechos ocurridos el 20 de julio de 1810 son una fiel muestra de la astucia y la ambición de nuestra dirigencia criolla, en el siglo XIX y los siglos siguientes. En realidad no fue un grito sino una trampa organizada por los ricos criollos en contra de los ricos españoles, fue una ‘jugadita’ a dos bandas; con el pretexto de un florero, provocaron una pelea con el español Llorente para alborotar al pueblo en un día de mercado. Tanto el español como el pueblo santafereño cayeron en la trampa, se armó la pelotera y los criollos ricos lograron su objetivo, ser incluidos en la junta de gobierno junto al Virrey José Amar y Borbón. La prueba de que no fue el día de la independencia está en el acta, en la que los “patriotas” juraron lealtad a sus real y católica majestad Fernando VII. El 20 de Julio solo fue un grito clamando por burocracia.
La farsa de la protesta del 20 de julio no tuvo como objetivo la libertad, ni siquiera sacar a los españoles del territorio americano, el interés de los criollos ricos, que eran blancos hijos de españoles, sólo querían que los hicieran participar de los cargos burocráticos de la corona. Camilo Torres, en su Memorial de agravios, suplica que los tengan en cuenta ya que la Nueva Granada es parte esencial de la monarquía española y resalta que los criollos se sentían muy españoles y por lo tanto, con derecho a todos los privilegios
En el 20 de julio no hubo ningún grito de independencia, es más, Santa Fe de Bogotá fue la última provincia en protestar, pero cuidándose de resaltar su lealtad al Rey. Antes, el pueblo mestizo había levantado su voz de protesta en Cartagena, Tunja, Cali y El socorro. En nuestra tierra, en 1800, diez años antes, unas valientes mujeres de Guaitarilla, se enfrentaron a los Clavijos españoles, sin cuentos de floreros.
El verdadero grito de independencia, como declaración de separación absoluta de la corona, la hicieron dos pueblos: la Villa de Mompox y luego Cartagena de Indias el 11 de noviembre de 1811, el Estado de Cundinamarca declararía su independencia del rey en 1813.
La verdadera batalla de la independencia se libró el 25 de julio de 1819 en el Pantano de Vargas, con un ejército formado por el pueblo granadino y los hermanos venezolanos, y la última batalla que selló la victoria final fue el 7 de agosto de 1819 en el Puente de Boyacá.
El objetivo de las fiestas históricas es el de entusiasmar a la masa popular con el sentimiento patriota, estimular el orgullo de sentirse colombiano, unir al pueblo en torno a sus instituciones, hacer el show de los desfiles con militares para deslumbrar incautos, de esta amanera se invita a la ciudadanía a izar la bandera para fortalecer el sentimiento y el compromiso de pertenecer a una nación, con mayor razón en momentos en que el orgullo nacional se ha convertido en vergüenza.
Por supuesto que sentimos orgullo de nuestra verdadera historia y de nuestra gente del pueblo, de la valentía de José Antonio Galán, de Policarpa Salavarrieta, de Manuela Beltrán, de Domingo Bioho, Manuela Cumbal, Francisca Aucu, y tantos otros nombres olvidados por la historia oficial.
Los ricos criollos del pasado y sus herederos, la clase dirigente actual, siempre han utilizado astutamente el poder, con trampas, con ‘jugaditas’, con farsas patrioteras, y cuando no funcionan: con el terror. El objetivo de ellos siempre ha sido el de controlar al pueblo y disfrutar de los privilegios, ya sea en la monarquía o en la república, para las clases dominantes da lo mismo.
Gracias Alfonso por compartir tan gran artículo, totalmente de acuerdo que la historia debe contarse como es, de ahora en adelante por mi parte el 20 de julio levantare la bandera en homenaje a los verdaderos heroes de nuestra patria, y de la misma manera será transmitida a mis hijos y a los hijos de mis hijos, la verdad
con la realidad