Proceso ochomil, espejo mentiroso de la actual realidad.
Por : Jairo Bravo Vélez
Siendo Ernesto Samper Pizano presidente de la ANIF – Asociación Nacional de Instituciones Financieras – y aún muy joven, pero ya con reconocimiento político en el País, se atrevió a plantear la descriminalización de la droga (narcotráfico). Su nueva, innovadora y atrevida propuesta le valió ganarse la animadversión de toda la clase retardataria hasta el punto que los Estados Unidos procedió a retirarle la visa y posteriormente con ese mismo pretexto desertificó a Colombia en su lucha contra las drogas.
- Ese atrevimiento conceptual tarde o temprano debía tener cuenta de cobro y la oportunidad llegó en el año de 1993 cuando el aventajado economista y ya sobresaliente hombre público, gana las elecciones presidenciales para el período constitucional de 1994 a 1998. El candidato perdedor de esa contienda electoral, que representaba y representa la derecha y perversa oligarquía con todos sus poderosos grupos económicos, Andrés Pastrana Arango, no fue capaz de aceptar la derrota con dignidad por lo que cínicamente presentó a consideración de los colombianos los famosos cassetes “traídos curiosamente desde el exterior, cuidadosamente editados con preclaros fines geopolíticos, conocidos como “narco cassetes”, con los que se dio origen a uno de los procesos más politizados que conoce nuestra historia judicial”.
Independientemente de si la absolución del presidente fue o no acertada, si primó el manejo del poder en el proceso adelantado por su juez natural que es la Cámara de Representantes, ya que, según algunos, éste violó el debido proceso, endulzando con mermelada a los miembros de ese ente legislativo, los que conocimos estos hechos podemos ahora, pasado los años, analizarlos con cabeza fría, para deducir que la intención estuvo muy lejos de fincarse en sentimientos patrióticos, sino, y por el contrario, lo que reinó fue el interés personal, partidista y de clase para poder acceder al poder mediante el llamado “golpe blando” para cuyo fin tenían todas las fichas preparadas y listas.
Iniciando el proceso se constriñó al tesorero de la campaña para obligarlo a confesar hechos que se acomodaran a sus intereses y propósitos, intimidándolo para que cambiara a su abogado de confianza por un abogado de oficio ofrecido por la misma fiscalía. Desde luego, el defensor de confianza fue perseguido con denuncias penales y disciplinarias por oponerse a la obligada confesión. (Posteriormente, por defender la verdad en los estrados judiciales, tendría que someterse a la pena de “destierro”, viéndose truncada su carrera que ya brillaba como el mejor penalista de este país).
Como el primer intento fue fallido, acudieron a un criminal montaje para lo cual se atrevieron a cargar el avión presidencial con cocaína a sabiendas de que Ernesto Samper Pizano iría a la sede de las Naciones Unidas a rendir un informe, en su condición de Jefe de Estado. Gracias a un técnico de la Aero Civil la siniestra patraña se descubrió, evitándose que el presidente fuera capturado en ese país por el delito de tráfico de estupefacientes.
En una finca santandereana entre grandes ganaderos y políticos invitaron al Jefe de Estado con la intención de capturarlo ilegalmente allí y despacharlo en un helicóptero que tenían preparado para enviarlo inicialmente a Panamá y posteriormente a EE.UU. Este nuevo intento falló porque el invitado se negó a asistir.
No podemos olvidar como un hecho histórico trascendental que acudieron al entonces jefe máximo del conservatismo Álvaro Gómez Hurtado para que colaborara como candidato en transición para ejercer el gobierno tan pronto cayera el presidente de la República. La negativa de este brillante republicano fue contundente. Este gran líder “pregonaba la unidad nacional en torno a la lucha por lo fundamental para lograr cambios en el establecimiento, lo que a muchos nos parecían democráticas propuestas, así no compartiéramos su origen partidista e ideológico”.
Todas estas protervas posturas empleadas por las clases dominantes y retrogradas, fincadas en el interés de mantener el poder a cualquier precio son las que por más de doscientos años han mantenido al país en la más profunda crisis. Siempre tuvo permanencia la lucha bipartidista en la búsqueda del manejo del Estado mientras las clases populares permanecían en la búsqueda de la subsistencia cada día con más dificultades y más trabas. Álvaro Salom Becerra dibujó muy bien esta situación con su obra “Al pueblo Nunca le toca”.
Cuando para fortuna de la democracia empezaron a surgir nuevas fuerzas políticas que le dieron una estocada letal al bipartidismo hasta menguarlo, aunque no lo suficientemente, la lucha cambió de rumbo y se enfocó a buscar que esas clases oligárquicas de siempre dejaran de tener vigencia y se las desenmascarara ante el pueblo para que no siguiera engañado, entonces robustecieron aún más sus estrategias y se tomaron todos los medios de comunicación para poder seguir manejando sus posturas perversas. Comprendieron que la lucha no era entre ellos sino que ya era a otro nivel. Era la lucha por el respeto a la dignidad humana que ellos nunca podrían enarbolar porque siempre la habían socabado.
Ahora que ha llegado al poder un sector político contrario a los dueños del poder de siempre, se rasgan las vestiduras por la incapacidad histórica de atajar las fuerzas progresistas en el País, es necesario descubrir ante la sociedad civil su doble moral como esta de recordar al proceso ocho mil totalmente desdibujado y con grandes metiras. Pero lo más infame es quererlo reproducir con los errores, talves con pespectivas de ilicitud, del hijo de presidente como si la justicia penal no fuera de autor sino de ADN.Y los medios de comunicación en su conjunto, con honrosas excepciones, ha orquestado esta nueva y ya desgastada patraña de intentar el golpe blando. El morbo y sencionalismo amarillista debe derrotarse y darle muerte de quinta.
Quiero terminar esta modesta columna con un una frase que la trae en mención, para que se asombren, como bien lo dice el Dr. Ernesto Amésquita Camargo en su libro “Falacias de procesos politico- juridicos. america latina. 1991-2023, Editorial Ibañaz, de quien son algunas citas que hemos “hurtado”:
“Hoy en dia ya la gente no respeta nada. antes poníamos en un pedestal la virtud, el honor, la verdad y la ley… la corrupcion campea en la vida americana de nuestros dias. donde no se obedece otra ley, la corrupcion es la unica ley. la corrupcion esta minando a este pais. la virtud, el honor y la ley se han esfumado de nuestras vidas. ( ALCAPONE. P.1) ( Entrevista publicada en la Revista Liberty el 17 de octubre de1931, en estrevista concedida al periodista italiano Cornelius Vanderbilt).
Siempre hemos sostenido que los políticos que más hablan de corrupción y la toman como caballito de batalla son los más corruptos. Ahí queda entonces la cita para ver si nos llama a reflexión y análisis y distinguimos entre los alcapones y los verderos lideres.
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