RENOVAR LOS OJOS

  Por: Darío Pantoja B.

Ser concejal, en el sentido altruista y democrático de su significado, es realmente un honor cuando se enarbola la bandera de tantos ciudadanos que se la empuñan para que sean los arquitectos de sus sueños y los guardianes de sus recursos en las arcas del municipio

 

En la última semana de junio, se miraron y sintieron las carreras de quienes pretendían registrarse como candidatos a los Concejos municipales. Entendible: con la imperiosa necesidad de adquirir un aval como requisito para ese fin, varios de esos candidatos recurrían a todo “santo” (padrino) de su devoción, rogándole uno de esos respaldos para ser homogéneos con su candidato a la alcaldía y no jugar a las escondidas con su avalista, al haberle jurado bandera a otro candidato de su “preferencia”.

Sabemos que los miembros del Concejo Municipal detentan la responsabilidad, no tanto de “representar” a la ciudadanía, sino de ser los ojos, los oídos, la voz y manos de todos quienes esperan de sus autoridades, las mejores decisiones a su favor.

Como en el mundo práctico de la política no siempre funcionan las cosas así, como deberían ser, se hacen evidentes las características de algunos cabildantes, desde antes de su posesión y después que sus electores ya no pudieran retractarse.

Ser concejal, en el sentido altruista y democrático de su significado, es realmente un honor cuando se enarbola la bandera de tantos ciudadanos que se la empuñan para que sean los arquitectos de sus sueños y los guardianes de sus recursos en las arcas del municipio, por eso las normas erigen a los concejales como un filtro en los actos públicos y administrativos del alcalde, y no como alcahuetas del mismo.

Para nuestro pueblo, nuevamente son muchos los que pretenden asumir una de las 17 (o 16?) Curules del Concejo y todos, por convicción o no, por interés o no, vinculados a un candidato para la Alcaldía.

Luego de cada jornada electoral los medios de comunicación analizan los resultados para ese recinto local y definen si hubo o no, una “renovación” en el Concejo.

“renovar”, según el diccionario de la real academia española es “4. Sustituir una cosa vieja, o que ya ha servido, por otra nueva de la misma clase.” Y “5. Dar nueva energía a algo, transformarlo.”, de ahí que renovar nuestro Concejo no sería necesariamente conformarlo con personajes jóvenes o viejos nuevos, sino de actuar conforme la ley y la sociedad lo esperan: en su favor y no de los intereses políticos o particulares del ordenador del gasto.

De todos, hay buenos candidatos que merecen ser concejales y que Ipiales los necesita. Ojalá ellos, primero puedan adquirir ese honor-responsabilidad y, luego, puedan realmente renovar el Concejo.  

asesoriayderecho@hotmail.com

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