VIVIENDO EL CARNAVAL DEL PERDON. SIBUNDOY-PUTUMAYO
Por: Carlos Efraín Rosero V.
Perdonar y pedir perdón es lo más importante en el día grande también conocido como Bëtscnate (Comunidad Kamëntsá) o Kalusturinda (Comunidad Inga).
La experiencia en este carnaval sobrepasó todas las expectativas, porque el primer interés fue el de fotografiar todo su colorido, estampas y expresión cultural; pero al involucrarme dentro de él no sólo como espectador, sino como un integrante de estas comunidades puedo decir que vivir esta unión entre estos dos pueblos sencillamente es una experiencia de paz, tolerancia, respeto y cariño.
Los Kamëntsa y los Inga, engalanados con sus más coloridos trajes, se visten con cusmas (mantas) y sayos (ponchos), sobre sus cabezas lucen coronas de plumas, para recibir la energía de las aves y otros llevan coronas de largas cintas de colores que representan el arcoíris, dispuestos para recibir el comienzo de un nuevo año y la exaltación de los valores ancestrales; la ceremonia inicia a las 10 de la mañana con el Matachín, un personaje de mascara roja y atuendo lleno de plumas de colores. Con una campana, el Matachín llama al pueblo para que se una a la celebración. Acto seguido, otros personajes del Carnaval Los Bandereros, La Mama Mandad y Las Batas, el Taita gobernador acompañado de sus Alguaciles, Los Sanjuanes y Saraguayes y toda la comunidad de Sibundoy lo acompañan en su caminata por las calles desde una pequeña capilla en la que veneran a la virgen de las Lajas, ahí adornan su cuadro con flores y cintas y con este salen danzando al compás de tambores, flautas, quenas, y otros instrumentos.
Propios y foráneos se unen a esta celebración permaneciendo en estado de catarsis hasta llegar al Parque de la interculturalidad y a la Iglesia Catedral San Alfonso María De Ligorio, ahí son esperados por la comunidad católica, obispos, hermanas, y padres, quienes los reciben fortaleciendo los lazos de fraternidad y en donde los protagonistas son la reconciliación, el perdón y el agradecimiento.
Lo que más destaco de esta celebración es su importancia como ritual de agradecimiento y perdón, entender nuestras raíces indígenas y la necesidad de reconciliación que los tiempos actuales piden.
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